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3 jun 2012

Descripción correspondida: The Wall en Argentina




Terminaban los últimos meses de 2011 y mientras Roger Waters seguía anunciando fechas para el megashow de “The Wall” en Argentina, se cruzaban en mi cabeza los deseos de registrar en otra parte que no sean mis cuadernos lo que esporádicamente escribía. Una de las primeras respuestas que recibí (además de los más que agradecidos “Sí cabezón, que bueno. Mostra lo que hacés!”) fueron las de opinar sobre los espectáculos a los que iba, incluyendo como prioridad a la música y luego otras ramas de la cultura. En primer lugar, pienso que soy incapaz de hacer la “crítica” de un disco o una obra, simplemente porque no me considero la persona indicada para hacerlo y además dudo de los parámetros de jerarquía o capacidad que tienen los “críticos”. Por otro lado, las veces que tuve la oportunidad de comentar discos, recitales o lo que fuera, hice una primera selección (interna, personal) de las cosas que considero que están hechas con pasión, desde oído o la mirada del “amor” (diría algún analista por ahí), ese lado permisivo y desprejuiciado para admirar. Más que con una propuesta interesante me pareció encontrarme con un desafío complejo, el prestarle más atención y refinar los sentidos más que la redacción.


Así fue que luego de que este año Waters terminara de destrozar todos los récords criollos con las nueve fechas en el estadio de River, me volvieron a sugerir que hiciera un comentario sobre los shows. Lo interesante fue que al tratar de escribir las primeras líneas, inevitablemente se me vino a la mente la primera vez que escuché una de las mejores obras de Pink Floyd. Con 5 años y los cassettes misteriosos de mi viejo a la vista, era casi un crimen atroz no tratar de descifrar que escondían las cintas detrás de esa caja blanca que solamente tenía escrito un indescifrable t-h-e-w-a-l-l en la contratapa. Claramente recuerdo el terrible (inocente) miedo que me corrió por el cuerpo al escuchar “Goodbye Blue Sky” (allí había quedado la cinta) con las luces de mi pieza apagadas. El tono del teléfono, la voz de una niña, los coros rarísimos y el ambiente lúgubre de la canción. No quise saber más nada de ese cassette (por lo menos mientras estuviera solo) ni preguntar el origen y el porqué de tantos ruidos raros, sin saber que unos años más tarde sería la banda de sonido de una de las películas que más me marcaron en la vida.

En fin, me di cuenta que estaba tratando de describir un espectáculo en el que no había estado, uno en el que necesariamente había que estar presente para explicar algo de lo que fue. Incapacitado y limitado. Sabía que las personas que lo presenciaron seguramente sintieron cosas como las expliqué antes, personales, casi inexplicables, entonces, ¿era necesario que lo escribiera yo? Al instante me puse en contacto con Pablo Biagini, que estuvo en The Wall, y sabía que podía explicar con lujo de detalles lo que pasó (por dentro de él) en el recital.

Sin más, una de las primeras “notas de adentro”. Gracias Pablo!.



"Entrar a River y ver una pared a medio construir fue una imagen inesperada en mi vida. Siempre pensé: “que grosos los que pudieron estar en algunas de esas mágicas presentaciones que dio Pink Floyd en su gira The Wall” (1980-1981). Cierro y abro los ojos de vuelta, sí, estoy por ver The Wall. Ok, sólo estará Waters (ni Mason, ni Wright, ni Gilmour podrán ser parte), pero ya solo con saber que estarán ahí sobre el escenario Dave Kilminster en guitarra, Graham Broad en batería, el gran Jon Carin en teclados, y Su hijo el Genial Harry en teclados, me garantizan que veré a la mejor banda homenaje a Pink Floyd, con el detalle que estará liderada por el gran Roger Waters. Atrás dejé en el olvido la desesperación por poder conseguir una entrada y me dejaba serias dudas si podría terminar de comprar las entradas, nunca me importó mucho cuantas fechas iba a realizar, solo podría ir a una y el hecho de ya estar en River con Gus (fan de Siempre) y Fede (Fan a partir de hora) viendo esa pared a medio armar me dejaban tranquilo de que todo era verdad. Día por Suerte Hermoso, cansancio, vértigo, anciedad, siento que me caigo siento que me quedo sin aire. Quizás sea porque la primera vez que escuché The Wall y Pink Floyd fue en el 1987 (sí tenía 11 años) y que al año siguiente ví por primera vez esa gran película de Alan Parker co-guionada por Roger Waters y desde allí hace mucho tiempo que perdí la cuenta de cuantas veces la ví. Será porque fue un disco que me acompañó durante toda la adolescencia, Será porque siempre lo entendí y nunca lo terminé de entender. 
En verdad no sé por qué, pero sí se que el escuchar los primeros sonidos de In The Flesh? Me hicieron llorar. No puedo explicar lo que sucede en los primeros 3 minutos 20 segundos. Son tantas cosas, el ver que es realidad, los efectos especiales, la contundencia musical de ese puñado de músicos que prácticamente no los ves, no porque primen los efectos sobre la música, sino porque los efectos están a la altura de la obra que va más allá de la música en sí. 
El ambiente se calmará rotundamente con la ejecución de “The Thin Ice” para dar paso a “Another Brick In The Wall Pt. I”, con ese fraseo de guitarra que es parte del ADN de la obra pisado por esas notas que se “patinan” en el bajo de Waters y éste que empieza a alternar (como hace en toda la obra una voz susurrante con un grito desesperado), una vez más el sonido cuadrofónico resalta que te hace mirar hacia todos lados por que no sabes quien es el que habla o dedonde viene el sonido de los efectos, en un estadio de River en silencio total (al igual que en el inicio) con los helicópteros rodeándonos (todos nos dimos vuelta hacia la Sívori, busncándolos, de verdad) y el turno de “The Happiest Days Of Our Lives” para darle paso a “Another Brick In the Wall, Pt. 2” y un hermoso coro de niños desafiando al muñeco del famoso profesor impotente y una inscripción en el muro “Fear Builds Walls” (El Miedo Construye Muros), este tema tuvo una prolongación que no consta en el disco original en formato cuasi unplugged. El primer mini parate para que Roger Waters diga unas palabras y nos comenta le dedica el recital a las Madres de Plaza de Mayo y apelando al Nunca Más y que se van a ver imágenes de él cantando en el siguiente tema extraídas de una fecha puntual (que no recuerdo) de la gira Pink Floyd – The Wall, Sras y Sres uno de los temas más sentidos de la noche: MOTHER con Waters en acústica y el muro rezando “Big Brother Is Watching You”. Acá quiero hacer un parate para resaltar, no solo por este tema, sino por todo el recital el tremendo trabajo de edición de imágenes y proyección por parte de los técnicos. Cada vez que se ponía un ladrillo se sumaba un pedazo más de imagen automáticamente. Ah, el o los tipos que están en la consola son lo más cercano a Dios. 
Luego fue el turno de “Goodbye Blue Sky” con los aviones formándose en la pantalla y esa guitarra marcando una tensión tan heavy a pesar de ser una electro-acústica. 
Ahora era el momento de uno de los bloques más rockers y tensos del show: “Empty Spaces/Young Lust”. Escuchar uno de los mejores discos de la historia junto a 50.000 personas la pantalla gigante más grande del mundo, y ver y sentir todo esto junto ¿cómo se puedo describir con exactitud? 
Uno no podría pensar que es posible pasar de un momento casi obseno y grotesco a un cuadro de análisis existencial y depresivo, levantar una vez más y caer definitivamente. Si lo pensamos bien, el ser humano es así y es por eso que la humanidad de The Wall nos lo muestra porque luego de escuchar como la operadora le confirma la infidelidad de su mujer del otro lado del teléfono pasamos al autismo del inicio de “One of My Turns” y el ataque de violencia del final con esa pregunta de por qué te escapaste para pasar inmediatamente al bajón frustrante de “Don't Leave Me Now” con ese llanto vocal/guitarra del último tramo del tema para enderezarse por un momento y alzarse con la 3 parte de “Another Brick In the Wall”, la más potente y caer hasta el fondo del pozo con “Goodbye Cruel World” y sellarse el muro. 
Intervalo, nos dejó con un muro tapado de fotos y breves descripciones (solo legibles para los que estabamos cerca) e invitaba que les mandásemos fotos de personas caídas a las cuales amásemos para que ellos se encarguen de recordar en los recitales. 
Obviamente el 2 disco, perdón módulo del show, arrancó con “Hey You”. El bajo y el bombo te oprimen el pecho tanto como el mensaje “open your heart, I’m coming home”, para darle paso a una de las frases más lindas compuestas por Gilmour. Corte silencioso con un clima in crescendo que va acompañando a una pregunta que se repite una y otra vez “Is There Anybody Out There?” y cuando nadie se dio cuenta luego de la última nota de la guitarra española, sobre la margen izquierda de la pared se extiende una habitación con un Roger Waters cantando “Nobody Home” sentado en un sillón con un plasma delante de él. Sí, así nomás no paran de sorprenderte. Inmediatamente después será el turno de los 3 temas que cerraban las presentaciones del 2007 “Vera” / “Bring The Boys Back Home” y sí, el mejor tema que escuché en mi vida: “Comfortably Numb”. Dave Kilminster supo cubrir la ausencia de uno de los mejores guitarristas que escuché en mi vida: David Gilmour. Los solos de esta canción, tan hermosos, fueron ejecutados por Mr. Kilminster con tanta majestuosidad a más de 10 metros de altura, con un Roger Waters que lo miraba desde abajo, para luego seguir con “The Show Must Go On”. 
Ahora sí, el momento más amedrentador con un Roger Waters cumpliendo el rol de Pink, la banda re instalada toda delante del muro, primero con la confirmación “In The Flesh” luego con “Run Like Hell” y ese increible cerdo volando. Básicamente crees que todo es real y te sentís mal y por momentos te querés ir!!! Y bueno, también Roger Waters toma una ametralladora y nos mata a todos, que querés? 
El final, como todos sabemos, el momento más ácido del disco y a su vez el más operístico quizás con “Waiting For The Worms”, “Stop”, “The Trial”. Lás animaciones son EXCELENTES y la vocalización – sincronización con pistas es de otro planeta!!! 
Por último, cae el muro, con Waters casi debajo, y la banda interpretando “Outside the Wall”, tres saludos presentación de los integrantes (Dave Kilminster: guitarras; Snowy White: guitarras; George Edward Smith: guitarras, bajo; Graham Broad: batería y percusión; Jon Carin: teclados, sintetizador, guitarras, voz; Harry Waters: piano, órgano, sintetizador; Robbie Wycoff: Voces; Jon Joyce: coros; Kipp, Mark y Michael Lennon: coros (Venice) y se terminó. 


Seguramente dentro de unos meses solo me quede la sensación de que se me estrujó el corazón con el inicio de In The Flesh? Y que pude ver The Wall en vivo, pero todo lo que pasa por tu cabeza, tus venas y tu corazón en 2 horas no se puede pagar con nada del mundo, más si te gusta demasiado Pink Floyd y más aún si es parte de tu vida. 
Los efectos especiales estuvieron a la altura de la Obra y no al revés. 


NUNCA LO PODRÉ OLVIDAR…”





Pablo A. Biagini
10/03/2012


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