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12 abr 2012

Bien-venida


     Me es difícil imaginarme cuando me surgió el deseo de hacer un blog,  sacando una obligación académica (por así decirlo).  Quizás desde que me di cuenta que las mejores “cosas” me surgieron escribiendo, a pesar de mi incansable encanto por la radio (primera paradoja de mierda en mi vida para analizar) y de mi amor/odio por la música (hermoso canal por el que permanentemente estoy recibiendo eso que no se puede explicar y dando… nada). No es por desmerecer mis otras pasiones, sucede que ahí encontré el lugar en el que la podía remar con un poquito más de libertad, sin la necesidad de exponerse tanto y dejar plasmado algo propio, pero resguardando íntimidad. Pero mi cuasi rechazo a las tan alabadas, criticadas y usadas redes sociales desde sus comienzos hacían que la idea de escribir en un espacio como éste realmente iba a ser una total pérdida de tiempo dirigida a un grupo tan desconocido e incomprensible como quien iba a escribir, como si estuviera esperando que venga nosé-quien que me lleve a nosé-donde para que yo pueda escribir nosé-qué (¡¿pero qué estaba esperando?!).
      Más tarde las vueltas de este bocho tan grande como abierto,  me hicieron girar la bola y pensar que éste, con sus muchas ventajas y desventajas, era un espacio (uno, uno entre miles) tan aprovechable como liberador y podría ser una más que linda forma de empezar a exorcizar tales prejuicios, total al final está bien, soy alguien y no desmerezco lo que hago pero… ¿Quién carajo me creo?.
Eso sí, la idea de mostrar lo que escribo (sea lo que fuere) siempre me causo terror, considerando  que lo hago antes de conocer una radio, o aprender a tocar cualquier instrumento (explicación de la paradoja de mierda), y va más allá de la opinión que pueda llegar a tener un supuesto receptor, es la enferma, rara y bipolar sensación de quedar a la intemperie, uno, solo, desnudo, con lo que hizo, sin esperar nada de nadie, pero ya estoy demasiado grande y más que despreocupado en saber qué es lo que opinan/juzgan los “quienes quiera que sean”, y quedar en pelotas en medio de la nada, porque además de comodidad este hábito me trajo libertad, muchísima libertad (tarde pero seguro).
      De todas maneras trato de no separar tanto estas pasiones, cada una me dio algo de lo que soy. La radio me enseño a escuchar antes que nada, aún en los silencios mas desoladores, la música hizo desaparecer el miedo a  la mirada ajena (y la propia) además de desatar muchísimos prejuicios y finalmente el escribir abrió infinitas puertas haciéndome descubrir que realmente existe algo escondido que por algún motivo nos mueve a querer volcar lo que llevo, con sus miles de maneras, aprendí que la palabra cura, hiere, forja, modifica, libera. Son mundos tan lejanos como contiguos, maravillosos.
      De ahí nace el nombre del blog, un lugar en el que se acumulan (chocan) mis ganas de volcar lo que quiero, lo que odio, lo que no sé, lo que pienso, lo que me gusta, lo de acá, lo de más allá, mis paradojas, lo-que-me-sale, un hermoso quilombo de ideas. Ni diario íntimo, ni un articulario, ni cualquier otra cosa que tenga forma o estructura pero si un sentido. 
        En fin, este es mi zona, sintonizate. Bienvenido/a.



1 comentario:

  1. Dejo la taza y me vuelvo hacia mi alma. Ella es la que tiene que dar con la verdad. Pero ¿cómo? Grave incertidumbre ésta, cuando el alma se siente superada por sí misma, cuando ella, la que busca, es juntamente el país oscuro por donde ha de buscar, sin que le sirva para nada su bagaje. ¿Buscar? No sólo buscar, crear. Se encuentra ante una cosa que todavía no existe y a la que ella sola puede dar realidad y entrarla en el campo de su visión.
    Interesantes palabras señor...siga asi. Besitos

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Muchas gracias por comentar.